Por: Mundo en Conflicto

El gobierno suizo anunció este miércoles su intención de incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en 0,7 puntos porcentuales a partir de 2026, con el objetivo de financiar un aumento en las pensiones aprobado por los votantes en un plebiscito realizado en marzo. La medida llevaría la tasa general del impuesto del 8,1% al 8,8%, pero aún debe ser aprobada por el parlamento y sometida a referéndum.

El ajuste también afectaría otros sectores: el IVA para la industria hotelera subiría del 3,8% al 4,2%, mientras que los productos de primera necesidad verían un aumento del 2,6% al 2,8%. El gobierno argumenta que, aunque Suiza tiene uno de los impuestos al consumo más bajos de Europa, el incremento es necesario para garantizar la sostenibilidad del sistema previsional, especialmente tras la histórica aprobación del decimotercer pago anual a los jubilados. Este beneficio fue la primera mejora en las prestaciones sociales del país decidida mediante un referéndum.

La administración descartó subir las contribuciones salariales para financiar el nuevo gasto en jubilaciones, señalando que prefieren una carga impositiva sobre el consumo para evitar un impacto negativo en la competitividad laboral. "La economía suiza sigue siendo fuerte y tiene margen para un pequeño ajuste en el IVA", argumentó el gobierno en el comunicado.

Cambios en la política de importaciones

El mismo miércoles, el gobierno anunció la reducción del límite diario libre de impuestos para la importación de bienes desde países vecinos, como Francia, Alemania, Italia y Austria. A partir del 1 de enero, el monto libre de aranceles para la compra de alimentos y otros productos se reducirá a la mitad, pasando de 300 francos (aproximadamente 150 dólares) por persona. Este cambio no requiere aprobación parlamentaria y busca limitar el impacto de las compras transfronterizas en el comercio local.

El costo de vida en Suiza es conocido por ser elevado, y los precios de los alimentos están entre los más altos de Europa. Esto se debe, en parte, a un sistema de aranceles que protege a la agricultura nacional, impidiendo la entrada de productos más económicos del extranjero. Las restricciones a las importaciones buscan fortalecer la economía local, pero también han fomentado una cultura de compras transfronterizas, especialmente en zonas cercanas a las fronteras.

La propuesta para elevar el IVA y las nuevas políticas de importación llegan en un contexto de crecientes demandas sociales y económicas, en el que el gobierno suizo intenta equilibrar el bienestar de sus ciudadanos con la estabilidad financiera del país. La decisión final sobre el aumento del impuesto se tomará después del debate parlamentario y un nuevo referéndum, siguiendo la tradición suiza de democracia directa.