Por: Mundo en Conflicto

El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, falleció este miércoles a los 86 años tras una prolongada batalla contra el cáncer, según confirmó su hija, Keiko Fujimori, a través de un mensaje en la red social X (antes Twitter). “Después de una larga batalla contra el cáncer, nuestro padre, Alberto Fujimori acaba de partir al encuentro del Señor”, escribió. Además, pidió: “A quienes lo apreciaron, les solicitamos que nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma”.

Fujimori fue una figura clave y controvertida en la política peruana, recordado tanto por sus políticas que estabilizaron al país como por los abusos de poder y violaciones a los derechos humanos que marcaron su mandato.

Un legado controvertido

Alberto Fujimori gobernó Perú entre 1990 y 2000, en un periodo caracterizado por el combate al terrorismo de grupos como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), y por la implementación de reformas económicas neoliberales que lograron estabilizar la economía peruana tras una crisis profunda. Bajo su liderazgo, la hiperinflación fue controlada y se inició un periodo de crecimiento económico sostenido.

Sin embargo, su gobierno estuvo marcado por medidas autoritarias y graves violaciones a los derechos humanos. En 1992, Fujimori disolvió el Congreso en lo que se conoce como un "autogolpe", instaurando un régimen de facto que le permitió concentrar el poder. Aunque su gobierno fue clave en la derrota del terrorismo, con la captura del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, su lucha fue criticada por las masacres de La Cantuta y Barrios Altos, donde civiles fueron asesinados bajo sospecha de pertenecer a grupos subversivos.

El auge del "fujimorismo" también se destacó por la creación de programas sociales que beneficiaron a los sectores más vulnerables del país, lo que le otorgó un amplio apoyo popular, particularmente en las zonas rurales.

Corrupción y huida a Japón

El año 2000 marcó el inicio de la caída de Fujimori, cuando salió a la luz el escándalo de corrupción protagonizado por su asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos. Los "vladivideos", que mostraban sobornos a políticos y empresarios, desataron una crisis política que lo obligó a huir a Japón. Desde allí, renunció a la presidencia a través de un fax, lo que provocó indignación en Perú.

Durante su exilio, Fujimori vivió en Japón, país del cual tenía nacionalidad por su ascendencia. Sin embargo, en 2005 fue detenido en Chile, donde había viajado con la intención de retornar a la política peruana. En 2007, fue extraditado a Perú y sometido a un juicio en el que fue condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos y corrupción.

Liberación y aspiración política

En diciembre de 2023, Alberto Fujimori fue liberado tras una controvertida decisión judicial que conmocionó a Perú. Aunque su estado de salud había empeorado en los últimos años, sorprendió al anunciar su intención de postularse nuevamente para la presidencia en las elecciones de 2026, generando un acalorado debate sobre la posibilidad de su regreso al poder.

Su última aparición pública fue el 4 de septiembre de 2024, cuando fue visto saliendo en silla de ruedas de un hospital privado en Lima. En esa ocasión, cuando los periodistas lo consultaron sobre su posible candidatura, Fujimori sonrió y respondió: “Vamos a ver, vamos a ver”.

El impacto del fujimorismo

El legado de Alberto Fujimori sigue dividiendo a Perú. Mientras que para algunos fue un líder que logró estabilidad y derrotó el terrorismo, para otros es símbolo de autoritarismo y corrupción. El "fujimorismo" ha continuado siendo una fuerza política importante, principalmente a través de su hija Keiko Fujimori, quien ha sido candidata presidencial en varias ocasiones, aunque sin éxito hasta ahora. La figura de Fujimori y su influencia en la política peruana continúan siendo un tema de profundo debate en la sociedad.