Por: Mundo en Conflicto

El demócrata de 81 años se suma así al selecto grupo de presidentes estadounidenses que abandonaron su intento de conseguir un segundo mandato. Sin embargo, es el primero en hacerlo en esta etapa de la campaña y el único que lo ha hecho debido a dudas sobre su lucidez mental, tras un desastroso debate con su rival republicano, Donald Trump.

“Creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir con mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, expresó Biden en una carta en la red social X, mientras se recupera del COVID-19 en su casa de playa en Delaware.

El anuncio, aunque esperado, altera una campaña que ya ha tenido muchos altibajos, incluido un intento de asesinato contra Donald Trump el 13 de julio. Biden planea dirigirse a la nación “esta semana con más detalles” sobre su decisión.

El presidente expresó su “total apoyo” a Kamala Harris, la primera vicepresidenta mujer, afroestadounidense y de origen surasiático en la historia de Estados Unidos, como candidata de su partido. Harris elogió el “acto desinteresado y patriótico” de Biden y afirmó que espera “obtener la nominación” del partido.

“Haré todo lo posible para unir al Partido Demócrata y a nuestra nación para vencer a Donald Trump”, escribió en un comunicado.

El candidato republicano Donald Trump, de 78 años, y su equipo, aprovecharon para criticar a ambos. “El corrupto Joe Biden no era apto para postularse como presidente, y ciertamente no es apto para servir — ¡Y nunca lo fue!”, publicó Trump en su red Truth Social. “Harris será incluso peor para la gente de nuestra nación que Joe Biden”, añadió su equipo de campaña.

El líder republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, fue más lejos y llamó a Biden a dimitir “inmediatamente”.

Entre los demócratas, los elogios a Biden se multiplican, calificándolo de “patriota”. Ahora el Partido Demócrata deberá encontrar un reemplazo, a pocos días de la convención prevista en Chicago a partir del 19 de agosto.

Harris es una elección natural, pero no automática. La última palabra la tienen los delegados del partido: 3,900 personas con perfiles variados y en su mayoría desconocidos para la opinión pública.

El expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, elogió la decisión de Biden y lo calificó de “patriota” pero reconoció que el partido enfrenta incertidumbre. “Navegaremos en terreno desconocido en los próximos días. Pero tengo una confianza extraordinaria en que los líderes de nuestro partido serán capaces de crear un proceso del que surja un candidato sobresaliente”, añadió en un comunicado.

Fue el desastroso desempeño de Joe Biden durante su debate del 27 de junio con Donald Trump lo que precipitó los acontecimientos. Desde los primeros segundos de la batalla verbal que él mismo había convocado, decenas de millones de telespectadores vieron a un Biden vacilante y confuso, dejando a los demócratas consternados y desorientados.

Estaba resfriado y tosía con frecuencia. Su voz era apagada, se trababa al hablar y dejaba las frases inacabadas. Un espectáculo doloroso que sacó a la luz las dudas sobre su salud, que su entorno más cercano se había esforzado en sofocar.

Tan pronto como terminó, la pregunta era inevitable: ¿quién sería el primero en pedirle que pasara el testigo?

El nerviosismo se contagió. Algunos congresistas demócratas se lo pidieron públicamente. Con el paso de los días, se fueron sumando pesos pesados del partido. Uno tras otro, asustados por las encuestas que lo daban como perdedor y temiendo una victoria abrumadora del republicano Trump, le dieron la espalda, al comienzo en privado, sugiriéndole que reconsiderara su candidatura.

Las imágenes de Joe Biden dando positivo por COVID-19 y bajando con dificultades la pasarela de su avión, no hicieron más que amplificar el nerviosismo de su bando. Entretanto, Donald Trump, que milagrosamente sobrevivió a un intento de asesinato, parece disfrutar de un estado de gracia, con victorias legales y la consagración en la convención del Partido Republicano.