lunes 16 de septiembre de 2024 - Edición Nº290

África | 16 jun 2024

La guerra en el país africano

Guerra civil en Sudán: El país sufre escasez de agua

Sudán enfrenta una severa crisis de agua debido a la guerra y el cambio climático. Miles de desplazados, como los de Sortoni y Shaqra, recorren largas distancias en busca de agua, mientras que las infraestructuras dañadas y la falta de ayuda humanitaria agravan la situación.


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Por: Mundo en Conflicto

Las crisis se multiplican en Sudán, donde la guerra y el cambio climático han desencadenado una severa escasez de agua. Desde abril de 2023, el país está sumido en un conflicto armado entre generales rivales que ha agravado la ya precaria situación humanitaria.

“Desde que comenzó la guerra, dos de mis hijos caminan 14 kilómetros diarios para buscar agua”, relata Issa, un padre de familia en el campo de desplazados de Sortoni, en Darfur del Norte. Este campamento alberga a 65,000 personas que enfrentan una grave crisis de recursos hídricos.

Sudán, con infraestructuras deterioradas por décadas de conflicto, sufre las consecuencias del cambio climático. El país enfrenta lluvias torrenciales y olas de calor extremas, con temperaturas que alcanzan casi los 50º C.

El 15 de abril de 2023, el enfrentamiento entre el ejército sudanés y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) provocó la salida de diplomáticos y trabajadores humanitarios del país, dejando a los más vulnerables sin la asistencia necesaria. En Sortoni, la retirada de una organización humanitaria italiana que gestionaba las estaciones de agua potable ha dejado a los desplazados sin acceso a agua limpia.

Antes del conflicto, la ONU ya advertía que alrededor del 26% de los habitantes de Sudán caminaban más de 50 minutos para encontrar agua, exponiéndose a riesgos significativos, especialmente las mujeres.

En Shaqra, Darfur, la situación es igualmente desesperada. Adam Rijal, portavoz de los desplazados de Darfur, indica que 40,000 personas carecen de suficiente agua. Los desplazados, mayoritariamente mujeres y niños, se refugian bajo la sombra de las acacias mientras esperan en largas filas de hasta 300 metros para recibir agua potable.

El Cuerno de África, incluido Sudán, enfrenta sequías recurrentes. Incluso cuando llueve, las precipitaciones intensas provocan inundaciones devastadoras. En 2023, estas inundaciones afectaron a 89,000 personas, según la ONU, y causaron decenas de muertes. La falta de soluciones para almacenar el agua de lluvia agrava la crisis.

Las capas freáticas en Sudán, que contienen agua subterránea, apenas se recargan. Esta agua, situada a decenas de metros bajo tierra, debe ser extraída con bombas motorizadas que son difíciles de mantener debido a la guerra y la escasez de combustibles y repuestos. Sin estas bombas, "incluso si hay agua, es imposible acceder a ella", afirma un diplomático europeo familiarizado con la situación en Sudán.

El diplomático menciona el caso de El-Fasher, una ciudad de Darfur con 1.5 millones de habitantes, la mitad desplazados, que desde principios de mayo es escenario de combates y asedios. "Si las FSR no permiten la entrada de combustible, las estaciones de agua dejan de funcionar, dejando a muchos sin agua", explica.

En Jartum, controlada por las FSR del general Mohamed Hamdan Daglo, barrios enteros carecen de agua potable. "La estación de agua de Soba, que abastece a barrios densamente poblados del sur de Jartum, está apagada", confirma un voluntario de un grupo de cooperación de barrio, que pidió permanecer en el anonimato. Aquí, los residentes compran agua no tratada transportada en carreta para beber y lavarse.

En Omdurmán, periferia de Jartum bajo control del ejército del general Abdel Fatah al Burhan, un corte de corriente detuvo las estaciones de agua, según Adam Hassan, un residente. "Desde hace 17 días, el agua nos cuesta 6,000 libras sudanesas [10 dólares]", declara.

El agua también escasea en las zonas de combate. En Port Sudan, en el mar Rojo, donde se encuentran los ministerios gubernamentales pro-militares y la ONU, "el agua es un gran problema", admite Al Sadek Hussein, un habitante. Aquí también, los residentes obtienen agua potable transportada en carretas.

"Se debería vigilar la contaminación", advierte Taha Taher, experto en salud medioambiental. "Pero no se hace", lamenta. En un año de guerra, entre abril de 2023 y marzo de 2024, el Ministerio de Salud registró 11,000 casos de cólera en diferentes regiones. "El sistema de salud se desmoronó, la gente bebe agua sucia", concluye el diplomático europeo.

La crisis del agua en Sudán es un reflejo de un país que lucha por sobrevivir entre la guerra y los estragos del cambio climático, con millones de personas en riesgo y una solución que parece cada vez más lejana.

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